jueves, 22 de mayo de 2008



Dr. Armando Pérez de Nucci

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dr. Pérez de Nucci:

He leído con mucho interés su no ta en elintransegente.com sobre el derecho a la vida propia, donde menciona el caso de Pablo Albarracín. Quisiera agradecerle el hecho de que exprese en dicha nota que ha tratado e intervenido a otros testigos de Jehová, respetando su decisión de abstenerse de sangre. De hecho yo soy una de ellos, y al igual que Albarracín, tengo firmado y adjuntado a mi historia clínica el documento "Directrices por anticipado", donde dejo en claro qué tratamientos acepto y cuáles no.
Mi comentario es a raíz de que muchas personas, con buenas intenciones, intentan pasar por alto nuestra decisión respecto a la sangre, que a su vez es la de la Biblia y por lo tanto la de Dios. No creemos que en forma milagrosa Jehová (es decir Dios) nos vaya a devolver la saludo y la vida instantáneamente si rechazamos la sangre; no obstante, sí confiamos en que sólo Él puede devolvernos la vida, únicamente si le somos leales.
Nuestra esperanza se basa en datos certeros aportados por la Biblia, la ciencia y la historia, que nos dan la plena seguridad de llegar a vivir para siempre en un mundo en paz y armonía.
Estamos siempre dispuestos y preparados para explicar nuestra postura ante los demás, incluso si esa persona es muy superior a nosotros en lo que a medicina y estudios se refiere.
Agradeciendo una vez más su clara exposición de los hechos en la anteriormente mencionada nota, lo saluda desde Montevideo,
Mónica R.