lunes, 19 de mayo de 2008

Optimización médica

Luis Allegro

En la práctica médica, el estado de ánimo del profesional ejerce una influencia fundamental en su paciente. El médico transmite consciente o inconscientemente su alegría o su tristeza cuando atiende a su paciente. A su éste funciona como un radar de captación exquisitamente sensible del estado de ánimo de su médico.

Tomar conciencia clara de esto implica una gran responsabilidad profesional porque significa saber que el médico influye directamente en las emociones y en los sentimientos de sus pacientes y puede llegar a jugar un papel determinante en el pronóstico de la patología. El lado bueno de esto es que si se lo tiene presente se puede influir en el ánimo del paciente en forma positiva y beneficiosa.

Decía el emperador romano Marco Aurelio que “si te sientes dolido por las cosas externas, no son éstas las que te molestan, sino tu propio juicio acerca de ellas. Y está en tu poder el cambiar este juicio ahora mismo”. Esto aclara bien sobre las importantes posibilidades que se tiene de actuar en el estado de ánimo con el objeto de influir sobre el paciente, cosa que redunda en la “optimización de la función terapéutica” y por lo tanto también en la “optimización del paciente”, entendiendo por esto el hecho de promover en él un estado de ánimo optimista para que se logren condiciones positivas favorecedoras del tratamiento.

La importancia del optimismo. La actitud positiva como fuente de éxito
J. Galindo Gómez, profesor en la Universidad de Málaga, estudia la influencia de la actitud positiva ante la vida como fuente de éxito. Menciona que pruebas efectuadas por C. R. Zinder (Universidad de Kansas) en alumnos universitarios se llega a la conclusión que el rendimiento académico de un estudiante depende más de su actitud que del monto de inteligencia. Una actitud positiva y optimista elevaba los resultados académicos. Los estudiantes de alto nivel de expectativas saben cómo obtener los objetivos se proponen.

D. Goleman (“Inteligencia Emocional”, 1995) refiere que el optimismo y la esperanza tienen una importancia muy grande frente a la desesperación y la depresión provocada por situaciones de adversidad. Expresa que el pesimismo incrementa la calidad y cantidad de los contratiempos y que los torna irremediables porque quienes lo padecen terminan no haciendo nada para superar el problema. Agrega que la actitud pesimista puede ser cambiada en un sentido positivo a través de una posición optimista. La inteligencia emocional requiere ser desarrollada. La educación ejerce una influencia capital en su desarrollo. Si nos aplicamos en la educación de los niños, pueden llegar a desarrollar habilidades emocionales importantes. En esta educación es fundamental enseñarles a tener un buen contacto con la realidad separándola de la fantasía y que aprendan el valor que cada una tiene. Una buena discriminación juega un papel de suma importancia.

Mihail Csikszentmihalyi (léase Cis-zen-mijal) ha escrito un libro titulado “Una psicología de la Felicidad” que parece ser de autoayuda pero en realidad no lo es y analiza cuáles son los factores que conducen al hombre a realizar una vida vivida con plenitud, logrando la mejor calidad y en la que se aprenda al mejor disfrute por las propias realizaciones. Hay quienes comparan esto con el “Carpe Diem” muy conocido en los siglos XVI y XVII, pero que en la actualidad está presente en los aspectos sociales, económicos e históricos. El autor pretende señalar los pasos a seguir y los factores que son importantes para vivir una vida intensa y satisfactoria. El disfrute se va obteniendo mientras se va realizando la tarea y se completa al terminarla. Esto es lo que le ocurre al artista al ejercer su arte. Este concepto tiene término un nombre: experiencia autotélica. Autotélica proviene del griego auto que significa “sí mismo” y telos, “finalidad”.

Gregory Bateson y la “interacción patógena”
Gregory Bateson ha estudiado las relaciones interpersonales y propone un concepto sumamente importante que lo denomina “interacción patógena”. Se refiere a la interacción que se da entre dos personas que se interinfluencian entre sí de tal modo que una condiciona la patología de la otra y viceversa. Esto sería lo opuesto de lo que propongo en esta nota. Los psiquiatras franceses estudiaron este cuadro y lo llamaron “folie à deux”. Bateson ilustra este concepto diciendo: imaginemos una madre ambivalente que dice “hijito querido” mientras la rigidez de su rostro indica rechazo. Aquí tendremos un doble mensaje: por una parte de las palabras de afecto y por la otra el gesto que indica todo lo contrario. El niño que se ve sometido a este tipo de contradicciones genera un “doble vínculo” que tiene un sentido positivo y otro negativo. Esto provoca una fragmentación del vínculo y del Yo del niño. El paciente funciona muy frecuentemente como un niño.

La regresión emocional del paciente
La regresión emocional es un funcionamiento psíquico del paciente que consiste en una reactivación de los afectos, emociones y sentimientos propios de etapas de la infancia. Esta regresión promueve que el paciente, a pesar de que sea cronológicamente un adulto, reaccione como un niño; esto significa con la misma calidad de las emociones y los afectos propios d ela infancia. La enfermedad orgánica siempre es acompañada de este tipo de regresión. Por eso, el paciente “es como un niño”. Este efecto acrecienta fuertemente el afecto del paciente hacia el médico incrementando la influencia de éste sobre aquel.

Este fenómeno regresivo no ocurre con el médico. Por lo tanto está más habilitado para influir en su propio estado afectivo e indirectamente sobre la emocionabilidad del paciente. Esto es aprovechable por su efecto positivante.

La optimización en la relación médico-paciente
Si estos conceptos los transportamos a la tarea médica podemos lograr que la misma produzca disfrute y satisfacción. Esto crea un clima positivo de optimismo que se transmite al paciente y lo beneficia. El filósofo Epicteto (50-130 d. C.) decía que “no depende de nosotros el ser ricos, pero sí el ser felices. Además, las riquezas no son siempre un bien, porque suelen ser poco duraderas. En cambio, la felicidad que proviene de la sabiduría, perdura siempre”.

En esta columna sobre ética médica, lo que interesa es especialmente estudiar qué factores ayudan a crear un clima positivo en la tarea a realizar por ambos -médico y paciente- con el objeto de optimizar el éxito terapéutico.



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