lunes, 19 de mayo de 2008

Introducción de la ética en las ciencias de la vida

Francisco M. Alvarinhas

Dado que debemos abocarnos al estudio de la Bioética, el terreno de las normas de procedimiento en el cual se desarrolla nuestra actividad en las ciencias de la vida, consideramos que es imprescindible el conocimiento pormenorizado de la evolución del pensamiento axiológico de las mismas a lo largo de la historia del hombre. Este conocimiento debe ser pormenorizado, con la totalidad de los elementos intelectuales de que disponemos. Debe abarcar tanto el conocimiento de las ciencias de la vida en su amplitud epistemológica, como filosófica, antropológica, cultural y social. Se hace imprescindible para su evaluación, el conocimiento de la teoría de los valores en sus diversas vertientes, para que con todo ello podamos esclarecer nuestra posición axiológica, frente a los problemas que nos plantea esa misma ciencia que hemos creado y que con el crecimiento vertiginoso de este último siglo, está casi fuera de nuestro control valorativo, por sus logros materiales en la "situación" (1). La ciencia de nuestro mundo occidental es el motor cultural que moldea y acelera en forma creciente a nuestra sociedad en todos sus aspectos: sociales, culturales y económicos. No escapan a su accionar las confrontaciones políticas entre las diversas sociedades coetáneas y aun dentro de una misma sociedad, aparentemente homogénea en sus estructuras. De todo ello se desprende la problemática de los distintos enfoques filosóficos de la conducta humana en la "situación" valorativa. Nuestra postura de estudiosos del tema del hombre y su ética, va algo más allá de la que vienen sustentando los neopositivistas, para quienes el objeto de estudio antropológico es el comportamiento observable de los humanos y su historia es el decurso de ese comportamiento en el tiempo. Pretendemos llegar al conocimiento del hombre y de su bioética, a través de la antropología cultural y social del mismo como individuo y como integrante de una sociedad, pero sin descuidar los aspectos formales y estructurales de los temas a considerar dentro del marco que la ciencia actual impone. Recién después de haber analizado los componentes materiales de un sistema, aventuraremos ingresar en el terreno filosófico. Sin querer negar o desconocer la importancia en la evolución de la ciencia, de las primeras culturas de la sociedad humana, y el efecto fundacional de los criterios lógicos que rigieron a su evolución desde sus tempranos comienzos, creemos que es en estos tres últimos siglos y especialmente en lo que va del siglo XX, que se dan el momento social y los medios tecnológicos con los cuales las ciencias fácticas, basadas en los postulados de objetividad, comprobabilidad y validación, se han constituido en el principal factor determinante de la evolución del pensamiento filosófico de la ciencia y de nuestra sociedad actual, globalizada pero multifacética en su pluralidad. "Siglo de la física" como se lo ha denominado, que viene cabalgando sobre dos paradigmas científicos: relatividad y física cuántica, con un futuro de unificación conceptual (2), es - al decir de T. Kuhn (3) - el siglo de una verdadera revolución científica, determinada por la transición de un paradigma (la mecánica clásica) a otro (relatividad y mecánica cuántica) que no posee un carácter acumulativo sino que implica un replanteo teórico global. La revolución de la física en la primera mitad del siglo XX cambió la postura mental de los científicos, no solo de aquellos dedicados a la física teórica, también de los científicos de todas las demás disciplinas del saber. Química y biología fueron arrastradas inmediatamente en la espiral de nuevos conocimientos, nuevos enfoques conceptuales y de ello nuevos paradigmas. Con la biología molecular se abre un inundo nuevo, más lógico y acorde con los conocimientos actualizados de las ciencias fisicoquímicas. Procesos celulares que permanecían misteriosos y ocultos en las sombras del vitalismo pasaron a ser transparentes mecanismos de membrana, canales iónicos, transportadores, ligandos y neurotrasmisores. La nueva química biológica determinó una nueva farmacología. La patología en general cambio conceptualmente. Las leyes de la herencia pasaron a ser complejas asociaciones moleculares. Misteriosas entidades como los genes se revelaron como agrupaciones moleculares definibles, localizables y manipulables por métodos enzimáticos. Superado el vitalismo abstracto y teleológico y también superado el mecanicisino determinista, la biología se ha vuelto a complejizar en una lógica estructuralista, documentable, comprobable y verificable por metodologías cuantificadoras.

La sociedad en general, en sus aspectos prácticos o aplicaciones materiales de las técnicas, cambió y tomó una dimensión compatible con la inteligencia humana. Además, en los modos y las formas en que la cultura científica se manifiesta, se allanó a ver e interpretar los fenómenos corno procesos lógicos, definibles y cuantificables. Todavía no nos hemos acostumbrado a convivir con la lógica que la ciencia debería haber dejado ya impresa en la mente del hombre actual. Se percibe una secreta y honda resistencia a aceptar el concepto de "verdad y objetividad" que las nuevas fronteras de la ciencia han logrado en esta segunda mitad del siglo XX. De ello, el conflicto persistente entre los logros de la ciencia y sus repercusiones éticas en la sociedad. Una íntima resistencia, un trasfondo conservador y temeroso al cambio conceptual, aún en los niveles sociales y culturales más desarrollados, impide una ruptura radical con las posturas tradicionales credenciales, animistas y antropocéntricas que caracterizaron a la sociedad humana desde el comienzo de las culturas. La antigua concepción sumeria de un universo regido por los dioses todavía sobrevive, pasó a las religiones superiores, a la filosofía post aristotélica, a la filosofía cartesiana y a las ciencias deterministas premodernas, como el accionar de la naturaleza, la máquina maravillosa y perfecta ajustada a leyes dictadas por Dios. Jacques Monod desde su posición de biólogo, investigador destacado en biología molecular, deriva su pensamiento a una interpretación filosófica que plantea la disyuntiva: por una parte, la acumulación de conocimientos y su comprobación y veriticación experimenta], y por la otra, la necesidad de compatibilizar el conjunto documental con la mente humana, su necesidad de comprender el eterno diálogo de] hombre y la naturaleza. "La antigua alianza se ha roto, el hombre sabe, por fin, que está solo en la inmensidad indiferente del Universo, del que ha emergido por azar". - Ve al hombre "como un gitano que vaga por el Universo en el cual debe vivir y que lo sabe sordo a su música, indiferente a sus sufrimientos y sus crímenes".(4) Pero también se pregunta: ¿quien define el bien y el mal? Se nos hace imperioso modificar el significante con que se originó el término "ética" ( de la raíz griega: éthos : costumbre ) así como su acepción latina "moral" ( moris: costumbre ). No nos es posible quedarnos con la escueta identificación inicial, la llamada moral natural "en cuanta impuesta por la naturaleza humana a las variadas formas y modos de estar integrado en la sociedad". La misma sociedad que formó al hombre y la que a su vez, es modificada por el hombre con su continuo accionar. La revolución conceptual y técnica en las ciencias biológicas, acaecida en las últimas décadas del siglo XX, ha producido efectos todavía no bien asimilados en la mentalidad de los intelectuales de todas las demás ramas del saber. Ha ocasionado profundos cambios en el campo de la ética de sus respectivas disciplinas, generando una nueva actividad valorativa a la que, por extensión, se ha dado en llamar "bioética epistemológica". ¿ Se puede pensar que esta evolución conceptual se deriva necesariamente de la revolución científica de la primera mitad del siglo? Es algo aventurado afirmarlo. Pero los hechos resultantes de los avances técnicos logrados, que se deben a una nueva forma de pensar conceptualmente las ciencias, no ya como compartimentos estancos, más como una globalización intelectual, arrastran a múltiples sectores de la sociedad, proyectándola sobre un nuevo horizonte intelectual todavía no completamente conocido y concientizado. Un horizonte es sólo un límite visual, nada nos dice qué hay más allá de él.(5) De allí, que la "cultura" que caracteriza a nuestro siglo es la resultante de la ciencia y la tecnología que el hombre moderno ha creado. Ella ha modificado tanto el vivir dentro de la sociedad, como la valoración de ese vivir. ¿han cambiado los valores, o se han agregado nuevos valores?. Las posibles respuestas a estas preguntas constituyen la incógnita de la eticología del siglo XXI, dado que al abandonar la "antigua alianza" inexorablemente nos obligamos a considerar la inserción en la nueva alianza nacida al conjuro de la ciencia de este siglo XX. La ciencia puede ser definida como un intento de comunicación con la naturaleza, de establecer con ella un diálogo del que surgirán preguntas y respuestas nuevas. Según lo definiera Alexander Koyré (6) es el diálogo experimental la base y fundamento de la ciencia moderna. implica dos dimensiones de la relación hombre-naturaleza : comprensión y transformación.

Cómo estableceremos ese diálogo en el tercer milenio es la incógnita total que se plantea Noam Chomsky, (7) entre muchos otros pensadores de este fin de siglo, convencidos y angustiados por la problemática que genera en la sociedad lo desmesurado de las posibilidades de la tecnología y lo exiguo de la felicidad de los hombres en las diversas sociedades de nuestro planeta en el momento histórico que nos es dado vivir. En ningún otro momento de la historia de la humanidad, ha sido la ciencia y sus logros el motivo y fuente de esperanza para la solución de la angustia esencial del horrible en su sociedad,

El eminente epistemólogo Ilya Prigogine partiendo de la física y las matemáticas superiores ingresa en el terreno de la biología e inevitablemente en la filosofía. Se expresa a través de su obra de científico y filósofo, de la siguiente manera: "La ciencia forma parte del complejo cultural en el que, en cada generación, el hombre trata de encontrar una forma de coherencia intelectual. Y, a la inversa, dicha coherencia alimenta, en cada época la interpretación de las teorías científicas, determina su repercusión, influye sobre los conceptos que se forman los científicos acerca de los resultados de su ciencia y de las vías sobre las cuales debe orientar su investigación" (8). Sobre estas bases es que la filosofía moderna construye sus estructuras lógicas. "La filosofía no es doctrina, sitio actividad. Una obra filosófica consiste esencialmente en dilucidaciones." (9)

Ni únicamente rama de la moral, ni exclusivamente disciplina de una actividad profesional, la bioética es pluridisciplinaria. Más aún, del campo filosófico epistemológico ha pasado a introducirse en la esencia de las ciencias de la vida y la sociedad toda en sus múltiples manifestaciones: médicas, jurídicas, religiosas, sociales, económicas y políticas. Todo el saber y el hacer biológico le competen, así como todo el entorno social queda incluido en sus esferas de múltiples variables. Es como un hálito que todo lo impregna en nuestro accionar, puesto que todo es vivir en sociedad, única forma de vivir del hombre.

Decía el antropólogo Ralph Linton (10) , profundizando estos conceptos: "Las sociedades son grupos de individuos que viven y trabajan juntos y cuya existencia cooperativa es posible gracias a las adaptaciones mutuas en la conducta y actitudes de sus miembros. Los sistemas sociales abarcan las pautas ideales mutuamente ajustadas de acuerdo con las cuales se han organizado las actividades y la conducta de los miembros de una sociedad. Una sociedad es una organización de individuos; un sistema social es una organización de ideas. Representa un orden determinado de estatus y funciones que existe aparte de sus individuos que ocupan y expresan las funciones por medio de su conducta pública."

Por su contenido y sus fines, la bioética es una rama de las ciencias de la vida, de incuestionable contenido y trascendencia social. Representa una de las formas básicas de estructuración de la sociedad. Como toda ciencia multidisciplinaria, su estudio debe ser enfocado mediante el análisis pormenorizado de las distintas ciencias que te son atinentes y constitutivas. Es por ello que vemos a investigadores del pensamiento tomar posiciones contrapuestas, tanto si parten de ramas distintas de las ciencias como si se ubican en campos enfrentados del pensamiento filosófico,

Whitehead (11) se expresaba en igual sentido: "La filosofía especulativa es un esfuerzo por configurar un sistema coherente, lógico y necesario de ideas generales mediante las cuales puedan interpretarse todos los elementos de nuestra experiencia. Existe una interrelación entre ciencia y filosofía. Las ciencias particulares ilustran aspectos específicos de la naturaleza y de su posible realidad. Un sistema filosófico deberá brindar una dilucidación de los hechos materiales que la ciencia aportó".

Todos los sistemas sociales basados en tradiciones consensuales, religiones primitivas o evolucionadas, y la mayoría de los sistemas filosóficos, han colocado la ética y los valores fuera del alcance determinante del hombre. Tanto ética como valores, se le imponían, Su misma estructura social había creado previamente el marco axiológico, luego se colocaba al hombre dentro del cuadro. No obstante, no vivimos la brevedad de la existencia humana como una conclusión sin respuesta, y ello es posible por que hemos inventado a lo largo de toda la historia de nuestra sociedad los instrumentos mentales de las ciencias, para establecer el diálogo, permanente e inquisitivo con la naturaleza. No podríamos concebir el pensamiento como un monólogo solitario fuera del cual sólo existe la nada. La historia de la ciencia es la incesante marcha del hombre en la búsqueda de la verdad. Las posiciones aparentemente más contrapuestas, tienen cabida dentro del territorio de la investigación en bioética. No existen iguales valores para observadores distintos, ubicados en territorios filosóficos contrapuestos, pero todos ellos son la expresión del pensamiento del hombre a través de su historia. Según expresara J. Campbell (12) "La unidad de la raza humana, no sólo en su historia biológica, sino también en la espiritual, que por doquier se ha desarrollado a la manera de una única sinfonía de temas anunciados, desarrollados, ampliados y retomados, deformados y reafirmados, que hoy día, en un gran fortísimo con todas las secciones tocando al unísono, avanza irresistiblemente hacia una especie de poderoso climax, del cual ha de surgir el próximo gran movimiento".

Creemos que las palabras de Poincaré resumen esta postura esperanzada. "Todo lo que no es pensamiento es la nada, puesto que no podernos pensar más que el pensamiento y todas las palabras de que disponemos para hablar de las cosas no pueden expresar sitio pensamientos. Por tanto decir que existe algo además del pensamiento es afirmación que carece de sentido. Y sin embargo, extraña contradicción para los que creen en el tiempo, la historia geológica nos demuestra que la vida es tan solo un corto episodio entre dos eternidades de muerte. Y que ese episodio, el pensamiento, consciente no ha durado ni durará más que un momento. El pensamiento no es más que un relámpago en medio de una larga noche. Pero ese relámpago es todo." (13)


Bibliografía.

( 1) R. Frondizi. Qué son los valores.
(2) S. Weinberg. (Premio Nobel de Física) Le reve d'une théorie ultime.
( 3) Kuhn. La estructura de las revoluciones científicas
(4) Jacques Monod, El azar y la necesidad.
( 5 ) A. Koyré. Etudes d'histoire de la penseé scientifique.
(6) A. Lincoln, Discursos.
(7).N.Chomsky, El miedo a la democracia.
(8 ) Prigogine I, Stengers Y, Entre el tiempo y la eternidad.
(9) Wittgenstein, Tratado filosófico.
(10 ). Linton R. Estudio del hombre.
(1l)A.N.Whitehead. Proceso y realidad
(12). J. Campbell. Las máscaras de Dios. T. 4
(13) H. Poincaré.. Ultimos pensamientos.

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