jueves, 8 de mayo de 2008

Los derechos humanos en la situación terapéutica psiquiátrica

Introducción
Achaval, en Medicina Legal (p.810), al abordar el tema de las relaciones entre Psiquiatría y Derechos Humanos, dice que es necesario referirse a las recomendaciones que se conocen como Declaración de Ginebra (1946) y que han sido incorporadas en la parte correspondiente al Juramento Médico como "fórmula de Ginebra", establecen como cosa importante, la advertencia formulada en los siguientes términos que cada médico debe hacerse a sí mismo: "No permitiré que consideraciones de raza, religión, nacionalidad, partidos políticos o condición social intervengan entre mi deber y mi paciente". Estas manifestaciones se las encuentra en el Código Internacional de Etica Médica desde 1949. Las experiencias médicas han sido regladas por el Código de Nürenberg referidas a la experimentación en seres humanos y por la Declaración de Helsinki de 1964. En 1977 la Declaracion de Honolulú se refiere al "abuso político de la Psiquiatría".


Psiquiatría y Derechos Humanos.

Una forma de abordar las relaciones que hay entre la Psiquiatría y los Derechos Humanos es estudiar las cuestiones psicológicas que estos derechos implican.


Los Derechos Humanos.

Cuando se habla de "derechos humanos", o de "los derechos del hombre", lo que esto realmente significa se refiere a aquellos derechos acuñados en las últimas décadas del siglo 18 relacionados con las revoluciones americana y francesa. Recordemos que nuestro país es un ejemplo en este sentido, pues desde la célebre Asamblea del 1813, se abolió la esclavitud y no existen los esclavos. Sin embargo la imágen del "amo y del esclavo" se mantiene escondida en forma inconsciente todavía en situaciones en las que es necesario pesquisarla muy atentamente, pues al menor descuido aparece en forma enmascarada.

La idea de los derechos inalienables de los seres humanos es mucho más vieja y fue muy conocida por poetas, filósofos y políticos tanto de la antigüedad como de la Edad Media. Ya Sófocles invocaba la más altas leyes naturales y el derecho natural del hombre, por ejemplo en Antígona poniendo en labios del Rey Creón su fuerza y su debilidad frente a las leyes de Dios. A través de siglos ha habido una muy cercana relación e interdependencia entre la idea de "ley natural" y la de los derechos humanos. Estos conceptos pueden ser encontrados en los trabajos de los estoicos tanto griegos como romanos, y en las enseñanzas del más temprano cristianismo, en Santo Tomás de Aquino, en los estudiosos medievales, en los teólogos españoles de los siglos 16 y 17 y más tarde en John Milton y en John Locke, los arquitectos ideológicos de la revolución inglesa de aquella época.

En los siglos XIX y XX , el ejemplo fue dado por los Estados Unidos y Francia adoptando ordenanzas sobre los derechos o bien garantizando las libertades individuales y fueron continuadas por los demás paises europeos y del resto de América, Asia y Africa.
La revolución rusa de 1917, siguiendo los precedentes americano y francés en la forma de sus pronunciamientos, agregaron una diferencia fundamental, la cual no estuvo especialmente en el énfasis en los derechos económicos y sociales, sino en una completa transformación del sentido de los derechos políticos y civiles. Estas diferencias básicas en conceptos se torna clara en la comparación de la primera constitución soviética. La primera enmienda a la constitución americana provee, entre otras cosas, que el Congreso no producirá ninguna ley sobre la libertad de palabra o de prensa . La constitución rusa de 1918 "por el propósito de asegurar libertad de expresión a las masas" deroga toda dependencia de la prensa sobre el capital y torna sobre el pueblo trabajador y los pobres proletarios todos los medios técnicos y materiales para la publicación de diarios, periódicos, panfletos, libros, etc.

En cierto sentido la revolución francesa rompe con lo que quedaba de la cultura de la Edad Media y de la estructura feudal.


El feudalismo: la Edad Media y su estructura social.

En su más específico sentido, el feudalismo es un sistema social de derechos y deberes, basado en posesiones de tierra y relaciones personales en las cuales la tierra es trabajada por los vasallos del señor feudal de tal modo que los mismos vasallos son una pertenencia más del señor junto con la tierra. Se establece así una relación de "amo y esclavo" entre el señor y el vasallo. El vasallo es el brazo ejecutivo del señor feudal. El señor era dueño de cuerpos y almas.

En un sentido amplio la expresión "sociedad feudal" denota una forma de civilización que florece especialmente en una cerrada economía agrícola y tiene ciertas características generales además de la mera presencia de los señores, los vasallos y feudos. En tal sociedad, aquellos que satisfacían deberes oficiales ya sea en el orden civil o en el militar recibían como remuneración especial la propiedad de un feudo que podía ser transmitido hereditariamente. Otro aspecto del feudalismo es el sistema señorial en el cual el señor terrateniente ejercita sobre el campesinaje vasallo, un amplio rango de funciones de policía, justicia, fiscalización y otros derechos.

Varias de las grandes civilizaciones del mundo han pasado a través del período feudal en el curso de su historia. Varios de estos feudalismo -por ejemplo, el japonés-son totalmente comparables con el feudalismo de Europa occidental y del este latino.

El origen del feudalismo europeo es encontrado en los tempranos reinos franco-normandos del siglo VIII, cuando las gratificaciones eran de donaciones de feudos. En la segunda mitad del siglo VIII la donación incluía muy especialmente al vasallaje. Con las conquistas galas, el feudalismo se extendió en el norte de Italia, España y Alemania y más tarde en los territorios eslavos. Los normandos tomaron Inglaterra en 1066 y el sud de Italia y Sicilia pocos años más tarde. De Inglaterra el feudalismo se extendió a Escocia y a Irlanda y los cruzados se encargaron de extenderlo por el resto de Europa.


El pensamiento feudal en nuestra cultura.

En psicología evolutiva hay un pensamiento que dice que "la ontogenia repite la filogenia": o sea que, el ser humano repite en su desarrollo individual todas las etapas de la evolución de la especie animal comenzando por el ser más indiferenciado unicelular, como puede ser la ameba, hasta llegar al mamífero más diferenciado que es el hombre. Así el embrión humano pasa por una etapa de ser unicelular, luego se torna pluricelular en busca de cada vez una mayor diferenciación hasta llegar al mayor grado de evolución como ser de una alta diferenciación.
Parece ser que las sociedades también cumplen con esta evolución. A partir de comunidades primitivas se complejizan cada vez más hasta llegar al mayor grado de evolución en las comunidades modernas. Pero en este fenotipo encontramos como restos arqueológicos, algunos representantes de aquellas culturas.

El pensamiento humano también cumpliría este ciclo. Así el pensamiento feudal representa una etapa en esta evolución. En el grupo social mínimo que forman un paciente y su médico, se repiten todas las etapas del desarrollo de la cultura humana. Si recordamos que las universidades más antiguas se formaron en la Edad Media, estamos autorizados a pensar que dicha era ha ejercido un gran peso en la historia de la cultura humana. En el ámbito jurídico encontramos restos de ésto: ciertas expresiones lingüísticas, como la "Vuestra Señoría" que se usa para dirigirse a un magistrado, imponen una relación vertical entre juez y persona juzgada, cuyo núcleo recuerda la relación entre el señor y el vasallo.


El pensamiento feudal en la práctica médica.

En los hospitales psiquiátricos se suelen ver ciertos casos de pacientes que se adaptan muy bien a la vida hospitalaria y que prestan mucha utilidad para efectuar tareas menores de poca responsabilidad. En estos trabajos la característica que resalta es cierto servilismo que, a veces, pasa desapercibido pero que una observación atenta permite descubrir algunas relaciones de amo-esclavo y de señor-vasallo muy disimuladas. A veces adquiere carácter de sintomatología enmascarada que está vinculada con la obediencia automática, síntoma propio de algunas patologías.


El desarrollo del ser humano: la dependencia infantil.

Sabemos que el ser humano nace inerme, totalmente inerme. Tanto que si se lo deja librado a sus propias posibilidades de sobrevivir, podríamos asegurar que moriría si no se lo atiende y se le brinda todo lo que necesita biológica y psicológicamente. Sabemos también que esta dependencia infantil es enorme y que la separación de su madre no se realiza psicológicamente sino mucho tiempo después en un lapso que se mide en años.


La dependencia y la regresión.

La impronta que deja esta dependencia infantil, es muy grande y queda en mayor o menor grado, durante toda la vida, sin poder resolverse nunca en su totalidad. Cada vez que el ser humano, en su curva de evolución progresiva, se encuentra con una dificultad, automática surge en él la necesidad de regresar a la etapa de la dependencia infantil y a revivir todas las características psicológicas de aquella época.


La enfermedad, la regresión y la dependencia infantil.

La enfermedad constituye un acontecer que es fuertemente regresivante: siempre produce una regresión a la infancia. El paciente es siempre como un niño que necesita ser protegido. Por esto surge en él la tendencia -que puede ser muy fuerte- a promover en el médico una actitud paternalista, dado que a su vez el médico, por su vocación, desea ayudar a su paciente. El profesional necesita estar muy atento para descubrir esta actitud psicológica de su paciente y debe tener la calma suficiente para no dejar de ser el profesional y transformarse en un padre virtual. Si a pesar de todo, esta situación se da, toda la relación médico-paciente adquirirá las características de la relación amo-esclavo y señor-vasallo. En la práctica médica se dan estas sutilezas que requieren ser investigadas atentamente.


Consecuencias de esto en el hecho médico.

Las consecuencias de esto es que el acontecer médico se pervierte saliéndose del curso natural que debe tener. El médico inconscientemente pone al paciente al servicio de la experimentación. Empieza a ver al paciente como un objeto, cosifica el vínculo con el mismo y termina olvidándose de la condición humana del objeto de su experimentación. Entonces la relación adquiere un nuevo carácter: el paciente se ha transformado en una cosa y los Derechos Humanos se han quedado desvirtuados.


Conclusión.

Debo tomar clara conciencia de que lo que acabo de exponer es un reduccionismo excesivamente simplificador. Toda situación humana es sumamente compleja. La situación terapéutica lo es más que cualquier otra. Las simplificaciones sólo sirven para cumplir con un objetivo didáctico y su utilidad estriba solamente cuando de ellas se obtiene una enseñanza. Si de esta simplificación queda algo aprendido, entonces el objetivo está logrado.


Luis Allegro

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