lunes, 19 de mayo de 2008

Eutanasia: un tema social

Dr. Jorge F. Yansenson *

Como es de público conocimiento, Holanda legalizó la eutanasia y se convirtió así en el primer país del mundo en autorizar oficialmente, bajo ciertas normas muy estrictas la controvertida práctica médica.
En un sentido práctico se reconocen dos formas esenciales:
a) Eutanasia pasiva (“dejar morir”), solicitada por el paciente en plenitud de su capacidad mental o por familiares responsables. Se refiere a evitar el encarnizamiento terapéutico para prolongar una vida definitivamente comprometida y sostenida solo en función de medios artificiales para el caso de pacientes en estado vegetativo permanente (“coma irreversible”).
b) Eutanasia activa: procedimiento médico para privar de la vida a una persona seriamente enferma y sufriendo dolores que no ceden a los tratamientos ya denominados heroicos.
Muchas veces considerar a un acto como moralmente aceptable no implica que la ley deba permitirlo. En ese tono, la idea de que la eutanasia este justificada moralmente cuando el dolor y el sufrimiento incontrolables originen que un ser humano pida la muerte, es compatible con el hecho de que la eutanasia activa este prohibida legalmente, por que de esta manera resultaría imposible evitar los abusos: imaginemos en nuestro país con déficit de camas hospitalarias y geriátricos con su número de lugares completos por ancianos próximos a morir, si la despenalización no podría tentar al responsable de dichas instituciones, (desvirtuando el sentido de la norma) a liberar dichas camas ocupadas utilizando métodos activos para acelerar las muertes.
Este ejemplo es expuesto adrede con su máxima crudeza y componentes siniestros para generar el debate social profundo dado que a cada sociedad le pertenece el tema y le corresponde en defensa su autonomía (principio ético) consensuar lo que es moralmente aceptable para ella.
No es que los abusos se vayan a producir inmediatamente, pero si irán aumentando con el paso del tiempo. El problema es que aceptar por norma una práctica habitual, llevará a las personas carentes de escrúpulos a aprender cómo abusar del sistema.
Creo que las normas que prohiben provocar la muerte de otro ser humano, también consolidan la confianza entre el Equipo de Salud y el paciente, porque existe la posibilidad que si los médicos se convierten en posibles agentes de eutanasia activa, la gente deje de confiar en ellos.
Todo lo anteriormente expresado constituye el marco de reflexión que considero útil para poder por lo menos iniciar la discusión de lo que legalmente deba admitirse o no, descontando que siempre el concepto médico es el de preservar la vida. Con la evolución del mundo y su agregado en tecnología, también se agregaron problemas que la sociedad no esperaba. El aumento del promedio de vida, pero en una situación social muy alejada de la idealmente satisfactoria para la mayoría, genera situaciones donde antes que debatir sobre eutanasia, debemos asegurarnos que las redes de protección social estén adecuadamente desarrolladas habiendo provisto a todos los agentes de salud de los insumos y equipamientos necesarios. Cuando estemos seguros que a todos les está garantizado el acceso al mejor tratamiento médico y que se pueda llegar a pensar en la eutanasia como la única salida por agotamiento de todos los medios que aseguran una digna supervivencia del ser humano sufriente, se podrá aceptar como ética la muerte digna ayudando a un buen morir.

* *Médico
Sec. Gral de la Sociedad de Etica en Medicina
Asociación Médica Argentina

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