jueves, 24 de julio de 2008

La Relación Médico Paciente en el Siglo XXI ¿Mito o Realidad?

Dr. Levy, Daniel.E.
Dr. Levy, Alexis.
Dra. Goñi Quintana, Cristina.

La relación médico-paciente es por lo general uno de los ideales que nos lleva a motivar el estudio de la medicina. Muchas veces podemos verla, absorberla por vivir en familia de médicos, u otras por imaginarla y querer alcanzarla. Pero ¿qué pasa cuando uno inicia los estudios en la facultad?.

Parecería algo lejano, ya que el primer contacto con la anatomía es justamente eso, la relación con el silencio; las piezas en formol o sobre una fría mesa de mármol es lo mas cercano en la relación médico paciente. Ni que hablar cuando se cursa histología, si bien nos maravillan los vidrios coloreados donde nos acercamos a la unidad fundamental del ser humano: la célula. Debemos casi adivinar lo que esto nos quiere decir, y comienza una muda experiencia: si el núcleo es hipercromático o polilobulado, si esta alterada la relación citoplasmática, la agrupación celular, las cilias o la falta de ellas apenas nos orientan que podría ser tal o cual tejido epidermoide de una persona fumadora. Pero el profesor solo quiere que el alumno sepa, al igual que en patología, que tipo de tejido es, no si perteneció a alguien que sufría, que fumaba por diversos motivos, etc., etc. Parecería que esto no interesa, pero quizás en un futuro cambie ya que podría ser esto antes de llegar a estudiar semiológica, cirugía o clínica médica.
Un probable comienzo para revelar que debemos enfrentar a un ser humano cuya comprensión total parecería inalcanzable.

Es así que recién en el hospital nos brindan la posibilidad de iniciar el contacto, la conversación, los cuestionarios con los enfermos. Pero algo falla, ya que al llegar a los primeros años de recibidos lo que más cuesta al médico es confeccionar la Historia Clínica.
¿Por qué en el siglo XXI? ¿Por qué no hace centurias? ¿Por qué Maimonides, Galeno o Harvey y otros precursores fueron tan famosos?, ¿Por escribir Maimonides “La Guía de Los Perplejos”? ¿O por desarrollar Harvey “Estudios de la Circulación”? Seguramente no.
Maimonides por ejemplo, bien es sabido estaba todo el tiempo necesario con sus enfermos, ¿media hora? ¿una hora? ¿más?, no lo podemos decir. Si podríamos decir que lo esperaban días y días para ser atendidos por él. Unos de los secretos eran simples, pero actualmente complejos: Saber escuchar,
Saber analizar,
Saber respetar los tiempos,
Saber acudir a los que más saben cuando es necesario.

Un buen clínico no es aquel que cree saberlo todo, es aquel que sabe escuchar al paciente para saber derivar al profesional indicado, y en este siglo es fundamental, donde a las especialidades les encanta transformarse en subespecialidades.

Sabemos que en las culturas precolombinas, el que curaba no era médico, pero lo hacia tomándose todo el tiempo posible, viajando tal vez kilómetros y kilómetros para llegar a tratar a alguien con los más diversos brebajes. Pero eso era una parte, ya que había una mística, una cierta magia que era etérea: “sabían acercarse al ser humano”.
Hoy nos ven como pacientes desde el pie de una cama y con una tabla con hojas a las que solo se agregan datos preexistentes.

Muchas veces en las tan conversadas recorridas clínicas el paciente puede llegar a sentirse como un pequeño insecto dentro de un frasco de vidrio cerrado.
Eso si, será sometido a los más diversos pinchazos para lograr los más diversos análisis y sacar las más diversas conclusiones diagnósticas. Aunque, a pesar de todo, muchas veces el diagnóstico y tratamiento tardan en llegar, sobrepasando la espera medica ya que las obras sociales demoran estudios, tardan en aprobarlos (cuanto más costosos más tardan) alternando muchas veces la relación médico familia del paciente que tratamos, ya que en el caso del paciente internado, es ella la que debe movilizarse en pos de la aprobación de los estudios de alta complejidad, necesarios evidentemente en este siglo de las nuevas tecnologías que en ocasiones no se encuentran dentro de las posibilidades del enfermo.

Las ansiedades que se despiertan en la relación médico paciente son evidentes, y muchas veces la colaboración del psicólogo es cada vez más requerida para fortalecer los lazos de la relación médico paciente, que en este siglo de apuros personales, de urgencias generales y tensiones socioeconómicas es cada vez más necesaria.
Desde el lugar donde el hombre se aleja de la naturaleza, comienzan a distorsionarse los planos más elementales del espíritu. En esta sin razón la que pierde es la humanidad. Y si ella está perdiendo, las relaciones humanas estarán quebradas, por tanto la relación médico-paciente puede correr los mismos riesgos.

Pretende este trabajo ser un llamado de atención a las jóvenes generaciones, para que resalten en su profesión la relación médico-paciente, ya que ésta redundará en el beneficio de los tratamientos debido a que el médico desea curar. No obstante decimos que tratar de curar es el deseo, muchas veces se logra mejorar, contener o aliviar siempre.

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