jueves, 27 de mayo de 2010

Como se sigue aprendiendo medicina después de recibido


Como se sigue aprendiendo medicina después de recibido.


Dr. Fiz Fernández


Después del último examen de la carrera medica, uno recibe un diploma que coloca en el escritorio y empieza a recibir enfermos.

Más o menos con todo lo aprendido, a ser lo más útil posible. Creyendo que sabe medicina. Que sabe toda la medicina. De vez en cuando, algún fracaso nos hace repasar lo aprendido.

Pero a los pocos años de mi ejercicio profesional llegó a mi conocimiento el Dr Eduardo Alfonso, un exilado de la guerra civil española. Era médico, era un colega, pero que al no tener titulo argentino no podía ejercer. A pesar de que se trataba del mejor medico naturista español. Que tenía publicado un voluminoso texto de Medicina Naturista que por solidaridad compré. Su lectura me resultó no solamente muy interesante sino que conversé con algunos colegas a fin de solicitarle que nos diera un curso pago para su ayuda económica.

También comenté con algunos pacientes las enseñanzas recibidas.

Cierto día una enferma me dice: Doctor usted que está estudiando cosas raras, yo tengo un amigo que me hace muchos favores porque es Juez de Instrucción Militar, pero que ahora me da asco. Como dice que está cansado de tomar remedios y ninguno lo cura.
-¿Usted podrá hacer algo?
-Señora le dije, yo sin tener un diagnóstico no lo puedo contestar.

A los pocos días apareció con su amigo. Efectivamente tenía
todo el cuerpo cubierto por un eczema asqueroso.

Además puso apiladas sobre el escritorio una pila de más de cincuenta recetas de los remedios que había tomado.
Por supuesto que estaban todos los por mi conocidos.
Algunos no conocidos, más algunos recetados por médicos militares y los de la Facultad de Medicina donde su hijo había recurrido por ser estudiante de medicina.
Como en mi cabeza no había nada que agregar, y un tanto por hacer algo, recordé que en la última clase del profesor naturista español nos había enseñado las técnicas del ayuno. Tanto por justificar mis conocimientos.

Confieso que creí que no lo volvería a ver. Pero a los diez días se abre la puerta del consultorio y aparece el enfermo desabrochándose la camisa para mostrarme su piel curada.

Grande fue mi sorpresa, y le dije: pero usted no es el del eczema incurable? Si soy yo me respondió, y aquí tiene el resultado. Quedé un rato callado, como aturdido, y al final le dije: Creí que usted como miembro del ejercito, no me haría caso de una orden tan severa.
-Doctor usted se olvida de que yo soy un soldado, y usted me arrestó una semana que yo cumplí, sin salir de mi habitación y sin comer nada.
Comprendí el mensaje. Era un cuerpo intoxicado, primero por su régimen alimenticio, y posteriormente por la farmacia que había agregado a su medio interno.

Como médico deseoso de aumentar la eficacia de mi ejercicio profesional, lo primero que hice fue hacer yo mismo el ayuno de ocho días, que confieso que los tres o cuatro al principio cuestan trabajo, pero valen la pena.

Como el año tiene 48 semanas, tengo ayunado más de cincuenta semanas durante mi vida.

Más de un año de mi vida, porque desde entonces llevo hecho mas de cincuenta ayunos, uno todos los años en el mes de enero (después de las fiestas), y los noventa y cuatro años que tengo de edad creo que los tengo gracias no a medicamentos, sino a mi limpieza anual del medio interno. Y eso también es medicina. La mejor medicina.

Construimos nuestro cuerpo con lo que respiramos, con lo que bebemos y con lo que comemos.
En Buenos Aires respiramos los gases expulsados por los miles de automotores que por ella circulan. Salvo el agua mineral y el buen vino, las gaseosas no se saben lo que son, y la futura alimentación transgénica, solo Dios sabrá que nos depara.

Nota: El autor de este trabajo no fue admitido a los 6 años en el primer grado de la escuela primaria debido a su delicado estado de salud y en la actualidad tiene 93 años de edad.
Dr. Fiz Fernández
Mí. 04890


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